Para nadie debe ser fácil tener puntos contrarios con papá y mamá, esas figuras que desde pequeños crecemos admirando por amarnos y cuidarnos como nadie a nuestro alrededor lo hace.
Por lo general cuando los padres son los que aceptan a Jesús, los hijos igual lo hacen, pero ¿Qué pasa cuando es al reves? En mi caso y el de otras personas que siendo menores de edad han conocido al Señor, sus padres no quieren saber nada de Cristo, porque consideran que es una cuestión pasajera, pero el Señor es eterno y no es cuestión de edad. En lo personal he sufrido malos comentarios, burlas, risas, indiferencia por Cristo, me han prohibido hablar de Cristo en mi casa y contra la idolatría, el Señor sabe cuanto duele saber que tu familia no acepte al único que les puede salvar. Dios ha visto mis lágrimas, mi dolor, solo él sabe lo que pasamos las personas con familias no cristianas.
Oro por aquellos que son los únicos cristianos en sus familias, que tienen ese dolor allí, ese dolor de saber que tu familia no acepta al único que lo dio todo por ellos, que el Señor nos de fuerzas y nos ayude a ser fuertes, en el nombre de Jesús. Amén
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