K-Pop y el denominado “amor propio”

El K-Pop es un género de música que ha ganado mucha popularidad en el último tiempo en todo el mundo. 

No es novedad que hoy en día el género del k-pop esté en la cima; propagandas, publicidades, amigos, familia todos hablan de este género. No soy realmente buena en matemáticas pero te podría decir que estoy un 99,9% segura de que en tu grupo de amigos existe un/una fan de algún grupo o Idol como se les denomina a estos cantantes juveniles.

A mis 12-13 años también fui cautivada por este género y esos chicos con cabello de colores; pero qué es lo que hace el k-pop distinto de otros géneros, será el constante cambio de tinte de sus artistas, su voz o la exótica belleza asiática; nada de lo mencionado anteriormente, sino sus letras repletas del incentivo al amor propio. Personalmente hablando cuando fuí “kpoper” conocí a muchas chicas que tenían la misma historia que yo; una persona solitaria, excluida y poco apreciadas que encontraban en estos un “refugio” y un “escudo” para combatir el vació y la falta de identidad.

No había día que no escuchara su música, viese sus vídeos y les pensaré; al amanecer, al atardecer, al anochecer, incluso al dormir, mi vida giraba en torno a ellos. Peleas, problemas, miedos, en todo la “solución” era su música y claro mi “enamorado” que claramente era un artista de estos, con el cual me iba a “casar” e iba a vivir feliz para siempre.

Este circulo vicioso continuó y empeoro con la llegada de la pandemia; para mi era la forma de aprender a “amarme” a mi misma, con su música y sus “discursos motivadores”, pero solo me engañaba porque me “amaba” cuando ellos me decían que debía amarme y recordaban mi valor, pero ¿Qué hubiese pasado si por el contrario atacaran mi valía como persona? Se me iba a terminar mi “Fake love”, ya no iba ser bonita y valiosa, porque solo lo que ellos decían definían mi identidad. Estoy casi segura de que muchos dicen haber aprendido amarse, pero yo les pregunto ¿Te amarías si tú grupo favorito o bias niega tu valor? Patrón psicológico que se caracteriza por una conducta de subordinación sentimental o afectiva hacia otra persona, así se denomina a la dependencia emocional, lo anterior no es “tener autoestima”

“Del amor propio al egoísmo hay solo un paso”; el “amor propio” me llevó a un nivel de maldad tan grande: el egoísmo, el amor a lastimar al resto fueron parte de mi por tanto tiempo, que llegué a no tener limité porque para mi el hacerme valer era devolviendo la ofensa. Dejo en claro que no pretendo culpar a estos artistas, pero si yo llegué a creerme superior y mejor que el resto, más de alguno debe haber por allí que experimente dependencia emocional o bien, egoísmo con antifaz de amor propio.

Si bien hace dos años que no se nada de mi denominado “bias ultimate”, mi grupo favorito y ya ni recuerdo esas melodías que hacían mover mi mundo. Quiero decir que no fue la edad, no fue la familia, fue Jesús quién me encontró a tiempo y me ha dado una verdadera identidad que nadie puede cambiar, me enseñó a tomar mi cruz y morir a mis deseos, me ha enseñado que no necesito devolver la ofensa para hacerme respetar, ya que si él siendo Dios fue humillado, él siervo no es mayor que su Señor. Hoy puedo decir que soy amada, perdonada, nación santa, pueblo adquirido por Dios, que soy Hija de Dios, pero que no soy más que nadie. Y creo que es cuando sobrepasas el limité de maldad, que Jesús se aparece con la oportunidad de cambiar y aprender a llenar ese vació con su amor.

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