La denominación “salvadora”

Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar una iglesia pentecostal evangélica, ya que no tenía un lugar bíblico para congregarme. Dada la situación de que mi mejor amiga asistía ahí, hablé con ella y su madre, para más tarde ellos pasarme a buscar.
Al subir al vehículo todos me saludaron de forma amable y considerada; al descender teníamos que caminar hasta el santuario y el reggaeton de fondo y el típico chico con su auto en un vecindario común y a la vez privilegiado por la vista, captaron nuestra atención por unos segundos. Pero, no era eso a lo que iba; al entrar todos uno a uno me saludaron, para más tarde proceder a orar al igual que todos antes de comenzar el servicio.
Cantamos alabanzas y realmente estaba llena de gozo y alegría; el pastor procedió a predicar y todo continúo tranquilo hasta que desvió la predica a la denominación, sus comienzos, sus problemas y todo lo que esta en si prohíbe. ¿Donde estaba Jesús? Pero eso no sería lo que me daría un alto, sino que lo que luego vino fue la gota que rebalso el vaso; bautismo infantíl, al principio creí que sería una presentación, pero cuando dijo “Pasen a bautizarse” casi me fui de espaldas. No solo esto era errado, sino que al bautizar leían lo que estaba escrito en un libro pequeño de su denominación. ¿Dónde estaba la biblia? Niños siendo bautizados sin tener el discernimiento de lo que está ocurriendo y del significado de tal acción. La palabra deja en claro en Efesios 4:5 que es un bautismo y esta congregación aceptaba dos. Medité en mi corazón cuando él pastor dijo que el bautismo católico no era aceptable “Qué diferencia existe entre ambos bautismos” en si no la hay, porque en ambos son bebés sin conciencia que no saben quién es Jesús y qué hizo por ellos, no conocen el arrepentimiento.
Y es que hoy en día parece ser que se predica más la denominación que Jesús, las cosas no se hacen de acuerdo a lo que dice una denominación, no es “Es así porque soy bautista, metodista, pentecostal” es lo que dice la palabra, por más que muchos hombres hayan con la mejor intención deseado recuperar la esencia del evangelio, fue JESÚS quién murió en la cruz, no Martín Lutero, John Smyth, Thomas Helwys, Charles Wesley, etc. Por eso al volver a casa oré y decidí no congregarme allí, ya que las tradiciones o denominaciones no salvan. Jesús sí.

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